lunes, 22 de febrero de 2010

Un baile en Nairobi

El pasado domingo 21 he vuelto de pasar unos días guiando a un grupo de viajeros por las tierras del sur del Marruecos. Ha sido una semana intensa en compañía de un formidable grupo de viajeros que quiso descubrir el lugar donde habitan algunas de las joyas ornitológicas del Magreb. Entre tanto desplazamiento y actividad cultural, gastronómica y naturalista, saque algunos ratos libres para disfrutar de la lectura de una encantadora novela, que hace algunos meses un intrépido ornitólogo recomendó en el Facebook.


Este libro de esquisita lectura se titula Un Baile en Nairobi de Nicholas Drayson (Editorial Espasa Calpe, 2008) en el blog tareas de lo cotidiano cuenta de él lo siguiente:

Hace unos meses una amiga, cuando le comenté que quería leer esta novela, afirmó que era “deliciosa”. Este es un adjetivo que muy pocas veces me ha gustado leer refiriéndose a una novela, pero no tengo otro remedio que confirmarlo. Un baile en Nairobi es, efectivamente, una novela deliciosa, amable, tierna y original, como dice en la contraportada. También es una historia estupendamente bien narrada, llena de vívidas y hermosas descripciones: de las aves de Nairobi, del propio país, de sus gentes, de su mestizaje… De irónicas y finas críticas a la corrupción, miseria y tragedia del país, pero sin olvidarnos del Primer Mundo, sus dirigentes, su sociedad y su hipocresía.

Con el pretexto de contarnos la historia de una apuesta para conseguir el derecho a invitar a Rose Mbikwa, guía de la Sociedad Ornitológica y viuda de uno de los grandes políticos honestos de Kenia (que fue asesinado por ello) apuesta en la que se enfrentan el señor Malik y Harry Kahn, Nicholas Drayson elabora toda una guía ornitológica del país africano y un atlas de su Naturaleza salvaje. Bajo este pretexto también, como las capas de una cebolla, Drayson elabora una historia de amor, respeto y valentía personal de uno de los personajes, del que los lectores nos iremos enamorando a medida que vamos descubriendo los episodios de su vida en cada capítulo. Nosotros querremos que se quede con la chica, porque querremos ser la chica con quien quiere ir al baile. Y el vital, conquistador y espontáneo rival que quiere quitarle a la chica, se irá empequeñeciendo (si alguna vez lo vimos como alguien grande, en realidad) a ojos vista. Drayson no oculta, de hecho, su favoritismo hacia nuestro protagonista. Con el pretexto de esta apuesta, no duda en hablar de los problemas del hambre, el sida, la corrupción, los niños soldados, la miseria.

Cada capítulo comienza con el dibujo de un ave a la que luego se hará referencia en el mismo. Este dibujo, al mismo tiempo, es importante en un cuaderno en el que el señor Malik anota cada ave que ve en el transcurso de su apuesta, y que le robarán en un momento de la historia. Este cuaderno será fuente de disgustos y preocupaciones a nuestro magnífico protagonista, puesto que esconde su identidad secreta. En cada capítulo, de la misma manera, y a modo de pequeñas píldoras, se nos va descubriendo un episodio del pasado de nuestros protagonistas, hasta hacernos una idea bastante aproximada de su periplo vital. Y nuestra simpatía con el señor Malik crece con cada capítulo.

Sin lugar a duda una novela extupenda que mezcla el amor por una mujer, por una tierra (África) y por las aves. Te la recomedamos.

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2 comentarios:

La Crónica Verde dijo...

Verdaderamente delicioso, aunque tiene una pega: todos los nombres en castellano de las aves son erróneos, apenas malas traducciones del inglés. Conozco a los editores de Planeta y tratamos de evitar que saliera así, pero no hubo manera. Les traduje todos los nombres a su denominación oficial para nada. Dijeron que lo corregirán en la segunda edición... si la hacen.

Kaia dijo...

¡Qué sorpresa al verme citada! Te agradezco mucho que mi reseña te haya gustado.

César-Javier, entiendo tu disgusto con los traductores, pero lo cierto es que los lectores que no conocemos de aves no nos damos cuenta de ese detalle. Te entiendo perfectamente porque yo siempre estoy fijándome en si el texto es gramaticalmente correcto. ¡Un horror esto!
Si lo releo, prestaré más atención a esto.