Normalmente
cuando nos hablan de las islas Canarias, solemos pensar en un destino
turístico de masas, de sol y playa, donde predominan las grandes
urbanizaciones, con numerosas piscinas, puertos deportivos y campos
de golf. Desgraciadamente este pensamiento se asemeja mucho a la
realidad de algunas zonas del Archipiélago, pero tras este escenario
montado para satisfacer al turista convencional, se esconde una de
las zonas más ricas del planeta en cuanto a biodiversidad endémica
se refiere.
Floración del tajinaste rojo (Echium wilpretti) en el Parque Nacional del Teide.
El
origen volcánico montañoso de Canarias, con alturas superiores a
los 3.000 metros; la influencia de la corrientes marinas frías de
las Canarias; los vientos alisios húmedos, originados por el
anticiclón de las Azores; la cercanía al continente africano y otra
serie de parámetros ambientales adicionales, han favorecido que las
islas posean una rica y variada diversidad de climas y ambientes, que
con el paso del tiempo distintas especies de flora y fauna, han ido
colonizando, y en la que han ido evolucionando, aislándose y
diferenciándose de sus ancestros continentales, creando nuevas
formas de vida entre las que destacan seis especies de aves
exclusivas, como son la paloma rabiche (Columba
junoniae),
la paloma turqué (Columba
bolli),
el pinzón azul (Fringilla
teydea),
mosquitero canario (Phylloscopus
canariensis),
reyezuelo de Tenerife (Regulus
teneriffae)
y la tarabilla canaria (Saxicola
dacotiae).
Tarabilla canaria (Saxicola dacotiae). Fuerteventura.
Desde
las arenas del desierto a los bosques nubosos.
Las
zonas costeras de las isla albergan a gran diversidad de aves
marinas, algunas de ellas con reducidas poblaciones a nivel europeo.
La navegación entre islas durante los meses estivales o la
observación con telescopio desde cabos o salientes costeros nos
puede dar gratas sorpresas en forma de pardelas cenicientas
(Calonectris
diomedea borealis),
pardelas macaronesicas (Puffinus
baroli)
y pardelas pichonetas (Puffinus
puffinus).
Además de petreles de Bulwer (Bulweria
bulwerii)
y varias especies de paiños, como el de Madeira (Oceanodroma
castro),
paiño común (Hydrobates
pelagicus)
o el escaso paiño pechialbo (Pelagodroma
marina),
que tan sólo se reproduce en los islotes del norte de Lanzarote.
En
los últimos años con el calentamiento y tropicalización de los
ambientes marinos de las islas han comenzado a observarse con
frecuencia algunas especies de aves de aguas tropicales entre ellas,
el rabijunco etéreo (Phaethon
aetereus),
que recientemente ha comenzado a reproducirse en la isla de El
Hierro.
Pardelas cenicientas (Calonetris borealis). Tenerife.
En
las zonas bajas de las islas podemos encontrarnos ambientes
semidesérticos, especialmente en Lanzarote, Fuerteventura y las
vertiente sur de Tenerife y Gran Canaria, formados por amplios llanos
pedregosos o arenosos, con escasa vegetación, bajas precipitaciones
y un alto grado de insolación; son el hábitat de hubaras
(Chalmidotys
undulada),
corredores (Cursorius
cursor),
camachuelos trompeteros (Bucanethes
githagineus)
y alcaravanes (Burhinus
oedicnemus).
Las mejores zonas para observar estas aves miméticas son los llanos
de Tindaya y el Jable de Jandia en Fuerteventura, y los Llanos de
Famara en Lanzarote.
Corredor sahariano (Cursosrius cursor). Fuerteventura.
Barrancos
de mediano y gran tamaño han ido modelando la orografía de las
islas, estos lugares son poblados por algunas especies de gran
interés para el observador de aves. Así, los barrancos de La Torre
y Río Cabras en Fuerteventura son idóneos para la observación del
tarro canelo (Tadorna
ferruginea)
y la tórtola senegalesa (Streptopelia
senegalensis),
además de la rara tarabilla canaria, endemismo exclusivo de
Fuerteventura. El barranco de Tabayesco, en Lanzarote da refugio
entre los cultivos cercanos, a algunas de las escasas parejas de la
subespecie de herrerillo de las islas orientales (Cyanistes
teneriffae degener)
o los barrancos del macizo de Teno en Tenerife, que albergan en sus
grandes paredes de roca a varias parejas de halcón tagarote (Falco
peregrinoides),
variedad norteafricana del halcón peregrino (Falco
peregrinus),
que se extiende desde Pakistán hasta Canarias.
Tarros canelos (Tadorna ferruginea). Gran Canaria.
Las
zonas medias de las islas fueron pobladas en el pasado por densos
bosques de dragos (Draceena
draco),
palmeras canarias (Phoenix
canariensis),
sabinas (Juniperus
turbinata)
y una gran variedad de árboles y arbustos leñosos, con suculentos
frutos. Con la llegadas de los primeros pobladores estos densos
bosques fueron talados y sus tierras trasformadas en zonas de
cultivos o asentamientos de población. Hoy en día existen escasos
bosques termófilos en las islas, sobreviviendo las mejores
representaciones en Tenerife y el norte de Gran Canaria. Son estos
lugares idóneos para la observación de paseriformes, como la
curruca cabecinegra (Sylvia
melanocephala),
el mosquitero canario y el canario (Serinus
canaria),
pariente silvestre de los canarios de jaula, endémico de las islas
de Azores, Madeira y Canarias.
Canario (Serinus canaria). El Hierro.
Las
islas más altas y montañosas se encuentran azotadas en sus
vertientes norte por los vientos alisios, en estas húmedas altitudes
aparecen densos bosques de lauráceas con aspecto de selva
subtropical. El Parque Nacional de Garajonay en La Gomera, los
parques rurales de Teno y Anaga en Tenerife y las cumbres de los
municipios de San Andrés y Sauces y Barlovento en La Palma son
algunas de las mejores representaciones de los bosques de laurisilva,
hábitat de especies singulares y amenazadas como la paloma rabiche y
la paloma turqué. Además de varias especies de paseriformes como el
endémico reyezuelo de Tenerife y el pinzón vulgar (Fringilla
coelebs).
Pinzón vulgar (Fringilla coelebs canariensis). Tenerife.
Pinzón azul (Fringilla teydea). Tenerife.
Pico picapinos (Dendrocopus major canariensis). Tenerife.
Las
laderas de las vertientes sur, más áridas, y las cumbres superiores
a los mil metros son dominio de los bosques de pino canario (Pinus
canarienisis),
conífera exclusiva de Canarias, que ha evolucionado adaptando su
corteza al fuego ocasionado por los volcanes en el pasado y por los
descuidos humanos en la actualidad. El pinar es un hábitat extremo
donde sobreviven una pocas especies muy adaptadas a los fríos
inviernos y abrasadores veranos, varias especies de plantas e
invertebrados únicos de estos lugares, son la fuente de alimentación
de aves tan raras como el pinzón azul o las dos subespecies de pico
picapinos (Dendrocopus
major),
que viven en lugares como el Parque Natural de la Corona forestal de
Tenerife y los montes de Pajonales, Inagua y Pilancones en Gran
Canaria.
Tan
sólo en Tenerife, en el Parque Nacional de Teide y el de la Caldera
de Taburiente en La Palma, se alcanzan cotas superiores a los 2000
metros. Estos lugares son poblados por retamares y codesares, que
tienen su efímero esplendor a final de la primavera, fechas en las
que el duro clima les permite florecer y llamar la atención de los
escasos pobladores alados, y que a su vez constituyen el alimento de
grandes bandos de vencejos unicolores (Apus
unicolor).
Pinares canarios de cumbre nueva en la isla de La Palma.
Mención
aparte merecen algunas rapaces que habitan las islas, especies como
el guincho
o águila pesadora (Pandion
halietus),
sobreviven ante la presión de la industria turística, en sus
últimos refugios de las zonas acantiladas de Tenerife, La Gomera y
el archipiélago Chinijo; o el raro y enigmático halcón de eleonora
(Falco
eleonorae)
que permanece en las islas durante el periodo estival, de mayo a
septiembre, fechas en la que sincroniza su reproducción con la
llegada del flujo de aves migratorias.
Un
lugar de descanso para cientos de aves.
Cada
invierno llegan hasta las islas miles de aves en busca de un lugar de
descanso en su largo viaje entre las gélidas tierras del norte de
Europa y el África tropical. Este fenómeno es mucho más marcado en
las islas de Lanzarote y Fuerteventura y sus islotes cercanos, debido
principalmente a la cercanía del continente africano.
Salinas del Janubio en Lanzarote. Un lugar de gran importancia para la observación de aves acuáticas principalmente migratorias.
Zarapito trinador (Numenius phaeopus) Fuerteventura.
El
periodo de migración prenupcial es mucho más amplio en el tiempo y
más rico en diversidad de especies. Además suele estar marcados por
importantes episodios de llegadas masivas de aves acompañados de
fuertes vientos de componente este o sureste. Destacan por su
abundancia las ardeidas, golondrinas, aviones, abejarucos, silvidos y
papamoscas. Sin embargo el periodo postnupcial, es menos rico en
especies terrestres, teniendo mayor representación las limícolas,
los patos y las aves marinas.
Algunas
aves migratorias provenientes del gran norte, como el chorlito gris
(Pluvialis
squatarola),
el
chorlitejo grande (Charadrius
hiaticula),
el
zarapito trinador
(Numenius
phaeopus)
y
el
vuelvepiedras
(Arenaria
interpres),
suelen pasar el invierno en las zonas costeras de las islas,
especialmente en bajíos y saladares de las islas orientales, donde
en ocasiones se pueden observar importantes concentraciones.
La
estratégica situación del Archipiélago, a medio camino entre
Europa, África y América lo convierte durante los meses otoñales
en un lugar excelente para la observación de aves raras de origen
neártico, pudiéndose observar algunos años ejemplares solitarios
de aves como el porrón de collar (Aythya
collaris),
silbón americano (Anas
americana),
cerceta aliazul (Anas
discors),
correlimos culiblanco (Calidris
fusicollis),
correlimos pectoral (Calidris
melanotos),
correlimos semipalmeado (Calidris
pusilla),
gaviota de Delaware (Larus
delawarensis),
y hasta alrededor de medio centenar de especies. Las aves
occidentales pueden aparecer con frecuencia en las zonas costeras del
sur de La Palma, Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote.
Durante los inviernos también pueden llegar a estos mismo lugares rarezas de origen afrotropical, como el calamoncillo africano (Porphyrula alleni) o el piquero pardo (Sula leucogaster). Mientras que las rerazas de origen asiático, menos frecuentes, como la lavandera cetrina (Motacila citreola) y el cernícalo patirrojo (Falco vespertinus), pueden aparecer durante los meses primaverales, coincidiendo con el paso migratorio de aves transaharianas.
Lavandera cetrina (Motacilla citreola). Lanzarote.
Correlimos pectoral (Calidris melanotos). Tenerife.
Correlimos semipalmeado (Calidris pusilla). Lanzarote.
Planificando
el viaje
Es
recomendable preparar un recorrido de entorno a 10 días que incluya
las islas de Lanzarote, Fuerteventura, Tenerife y La Gomera, con el
fin de garantizar la observación de todas aquellas especies de
interés. Las mejores fechas para visitar las islas son los meses de
mayo y junio, aunque si se esta interesado en la observación de aves
raras accidentales, será mejor visitar las islas durante los meses
de octubre o noviembre.
Las
islas poseen vuelos directos diarios con un importante número de
ciudades europeas y africanas, además de una amplia oferta de vuelos
interinsulares, que conectan todo el Archipiélago, sin embargo los
desplazamientos en barco son mucho más escasos.
Escultura de aprovechando un esqueleto de rorcual boreal en la costa de Los Silos (Tenerife).
Un punto de obligada visita para todo ecoturista.
Estando
ya en las islas las mejores opciones son desplazarse en avión entre
Tenerife y Fuerteventura, usando las compañías locales, y navegar
entre Tenerife y La Gomera o Fuerteventura y Lanzarote en algunos de
los ferrys lentos de la Naviera Armas, con el fin de garantizar la
observación de pardelas, petreles y paiños.
El
transporte público terrestre se limita principalmente a autobuses y
taxis, suele ser caro y bastante deficiente, y con dificultad podrás
llegar a los mejores lugares para observar aves, por lo que es
recomendable alquilar un turismo o planificar muy bien los
itinerarios a pie con los horarios de autobuses.
Monte del Agua en el Parque Rural de Teno en Tenerife. Uno de los mejores lugares para la observación de las palomas de laurisilva.
En
todas las islas pueden encontrar una amplia y variada oferta
alojativa que va desde albergues para senderistas hasta lujosos
hoteles de cincos estrellas. Es muy recomendable el alojarse en
algunas de las casas rurales que puedes encontrar en las zonas
agrícolas de las medianías de las islas, donde existe una gran
diversidad de precios y servicios complementarios que van desde paseo
a caballo, buceo, rutas a pie, parapente, etc… Además de este modo
contribuyes a la dinamización de las economías locales y potencias
la implantación de un modelo turístico más respetuoso con el
entorno.
Salinas de Fuencaliente en la isla de La Palma.
Canarias
además posee una rica gastronomía que cautivará nuestro paladar,
con carnes de conejo y cabra en salsa, cerdo y pollo asados a la leña
y pescados frescos preparados de infinidad de formas, acompañados de
papas arrugadas, de variedades únicas de las islas y frutas de
origen tropical. Esta rica variedad de platos se recomienda acompañar
de los excelentes vinos locales, entre los que destacan los de la
isla de Tenerife, reconocidos internacionalmente.
En
los últimos años las islas han comenzado a experimentar una
reconversión de su oferta turística, potenciando el contacto con la
naturaleza y el disfrute del medio ambiente. De este modo han
parecido una importante cantidad de empresas a lo largo de todas las
islas, especializadas en senderismo, observación de cetáceos,
astronomía y más recientemente birdwatching, que pueden facilitar
tu visita a las que han llegado a ser denominadas “las Galapagos
europeas”.
10 lugares que no te puedes perder si eres un turista ornitológico.
- Llanos de Famara (Lanzarote).
- Salinas del Janubio (Lanzarote).
- Barranco de La Torre (Fuerteventura).
- Parque Natural de Jandia (Fuerteventura).
- Pinares de Inagua (Gran Canaria).
- Parque Rural de Teno (Tenerife).
- Pinares de La Orotava (Tenerife).
- Parque Nacional de Garajonay (La Gomera).
- Barranco de Los Tilos (La Palma).
- Mencafete (El Hierro).
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