La fuerte luz del sol, va entrando por las escotillas de nuestros camarotes y de un brinco todos salimos de nuestras literas, con deseos de ver la forma y color de esta "Meca de las aves marinas".
Durante la noche pudimos comprobar el porque de su nombre “Cagarras”, pues este es el nombre que reciben las pardelas cenicientas en portugués, toda la noche miles de aves canturrearon su “guaña – guaña” sobre nuestras cabeza.
Una llamada a tierra a través de nuestra radio…… Bon día autoridades das Illes salvagens, aquí Nauta ….. y tras unos segundo de espera una voz nos invita a bajar a tierra tras comprobar los datos de nuestra embarcación y nuestros permisos. A bordo de una barca neumática auxiliar llegamos a la costa, mientras nuestros ojos escudriñaban el paisaje costero en busca de señales de fauna silvestre.
Al llegar todos nos sorprendimos con el tamaño de unas gigantescas lapas pertenecientes a la amenazada lapa majorera (Patella candei) muy abundante en las Salvajes.
Mauricio, el vigilante de la reserva, nos espera en el desembarcadero y nos acompaño hasta el centro de investigación de la Reserva Natural de las Islas Salvajes, entregamos en mano los permisos enviados por los amables funcionarios del gobierno maderense y comenzamos nuestra visita a tierra.
Cara sur de Salvajes Grande (Foto: David Martinez Lagor)
Grupo de pájareros en Salvajes Grande (Foto: David Martínez)
Días antes había llovido y la agradecida vegetación lucia sus mejores galas, destacando la presencia de Lotus salvagensis, Euphorbia anachoreta y Argyranthemum thalassophilum en las planicies de la zona superior de la isla. Entre los arbustos más densos observamos algunos aves migratorias paleárticas, papamoscas gris (Muscicapa striata), carricero común (Acrocephalus scirpaceus) y en las zonas más abiertas algunas collalbas grices (Oenanthes oenanthes) y como dato interesante para la isla, pudimos observar un chorlito carambolo (Charradrius morinellus) que se alimentaba entre la vegetación arvense. Además pudimos observar un grupo de seis garzas reales (Ardea cinerea) y ocho zarapitos trinadores.
Al volver a la embarcación con el objeto de preparar la comida, para luego navegar entre las aguas cercanas a Salvajes Pequeña, observamos tres ejemplares jóvenes de charrán común (Sterna hirundo), que posaban muy confiados ante nuestras cámaras. En la costa pudimos observar un ejemplar de vuelvepiedras (Arenaria interpres) y escuchar un ejemplar de andarrios chico (Actitis hypoleucos).
La navegación de la tarde nos permitió disfrutar del vuelo de las pardelas cenicientas, chicas y pichonetas, los petreles de Bulwer y de unos pocos paiños de Madeira, que siguieron nuestro barco a una gran distancia.
La gran duda del viaje se produjo esta tarde al fotografiar un posible petrel, que aun nos mantiene con la duda, de ser uno de los preciados Pterodroma o alguna otra especie más común que enrareció con el efecto de la luz y la ilusión de ver alguna rareza. ¡¡Cosas del deseo!!.
Sin lugar a dudas navegar en las aguas de Salvajes, requiere de muy buena experiencia en el arte de la navegación pues decenas de bajas y roques rodean las islas dispuestos como auténticos filos de navaja al paso de un despistado navío. Desde el mar pudimos ver una de las principales colonia de cría de paiños pechialbo del mundo, donde se reproducen alrededor de 25.000 parejas, al norte de Salvaje Pequeña.
Los delfines mulares (Tursiops truncatus) nos mostraron el caminos de vuelta a la ensenada Das Cagarras, donde una nueva noche las pardelas protagonizaron un sonoro espectáculo.
Continuará......
Durante la noche pudimos comprobar el porque de su nombre “Cagarras”, pues este es el nombre que reciben las pardelas cenicientas en portugués, toda la noche miles de aves canturrearon su “guaña – guaña” sobre nuestras cabeza.
Una llamada a tierra a través de nuestra radio…… Bon día autoridades das Illes salvagens, aquí Nauta ….. y tras unos segundo de espera una voz nos invita a bajar a tierra tras comprobar los datos de nuestra embarcación y nuestros permisos. A bordo de una barca neumática auxiliar llegamos a la costa, mientras nuestros ojos escudriñaban el paisaje costero en busca de señales de fauna silvestre.
Al llegar todos nos sorprendimos con el tamaño de unas gigantescas lapas pertenecientes a la amenazada lapa majorera (Patella candei) muy abundante en las Salvajes.
Mauricio, el vigilante de la reserva, nos espera en el desembarcadero y nos acompaño hasta el centro de investigación de la Reserva Natural de las Islas Salvajes, entregamos en mano los permisos enviados por los amables funcionarios del gobierno maderense y comenzamos nuestra visita a tierra.
Cada uno de los huecos, cavidades, cuevas, o similar que existe en la isla es ocupado por un nido de pardela cenicienta, que mantiene en su interior a un emplumado y solitario pollo. Las zonas de acumulos de rocas y muros de piedra, de los intentos de cultivos del pasado, sirven de refugio para los petreles de Bulwer y las zonas más arenosas y de sedimento a diferentes especies de paiños, especialmente al paiño pechialbo (Pelagodroma marina).
Cara sur de Salvajes Grande (Foto: David Martinez Lagor)
Mauricio nos hablo de las diferentes acciones de gestión que realiza el gobierno portugués en la isla, mostrando especial énfasis en el control de especies invasoras, que ha logrado eliminar al conejo de la isla y que mantienen muy controlada a la población de ratones, hecho que se nota, al producirse un aumento de las poblaciones de aves y en la mejora y recuperación de la cubierta vegetal.
Grupo de pájareros en Salvajes Grande (Foto: David Martínez)
Al volver a la embarcación con el objeto de preparar la comida, para luego navegar entre las aguas cercanas a Salvajes Pequeña, observamos tres ejemplares jóvenes de charrán común (Sterna hirundo), que posaban muy confiados ante nuestras cámaras. En la costa pudimos observar un ejemplar de vuelvepiedras (Arenaria interpres) y escuchar un ejemplar de andarrios chico (Actitis hypoleucos).
La navegación de la tarde nos permitió disfrutar del vuelo de las pardelas cenicientas, chicas y pichonetas, los petreles de Bulwer y de unos pocos paiños de Madeira, que siguieron nuestro barco a una gran distancia.
La gran duda del viaje se produjo esta tarde al fotografiar un posible petrel, que aun nos mantiene con la duda, de ser uno de los preciados Pterodroma o alguna otra especie más común que enrareció con el efecto de la luz y la ilusión de ver alguna rareza. ¡¡Cosas del deseo!!.
Sin lugar a dudas navegar en las aguas de Salvajes, requiere de muy buena experiencia en el arte de la navegación pues decenas de bajas y roques rodean las islas dispuestos como auténticos filos de navaja al paso de un despistado navío. Desde el mar pudimos ver una de las principales colonia de cría de paiños pechialbo del mundo, donde se reproducen alrededor de 25.000 parejas, al norte de Salvaje Pequeña.
Los delfines mulares (Tursiops truncatus) nos mostraron el caminos de vuelta a la ensenada Das Cagarras, donde una nueva noche las pardelas protagonizaron un sonoro espectáculo.
Continuará......
2 comentarios:
Estan geniales los diarios, eh? que recuerdos!!el nombre científico de la lapa majorera en Patella candei, digo, pa q si quieres lo cambies; un besito lagunero!!
Juanjo si organizas una de estas a medidados de julio, creo que es la mejor época para ver las especies estrellas del lugar, me apunto el primero.
Un saludo
Juan Sagardía
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